En estos últimos años, muchas escuelas incorporaron plataformas a sus propuestas, motivados por una diversidad de objetivos. Para algunas instituciones, la plataforma es el espacio que une a la escuela con las familias y en el que se instala el sistema de gestión: calificaciones, asistencias, listas de materiales.
En otros casos, la plataforma es un reservorio de recursos para el aula: libros digitales, videos y actividades interactivas.
Pero una plataforma puede ser mucho más que eso. Como espacio de encuentro entre docentes y alumnos es una gran oportunidad para promover el trabajo colaborativo, fomentar el desarrollo de habilidades en torno al uso de recursos digitales, la búsqueda y selección de información, la discusión en espacios académicos, la producción de contenidos multimediales (presentaciones, videos, infografías interactivas). Además, permiten optimizar los tiempos de trabajo presencial (aplicando el modelo de aula invertida); invitar a los estudiantes a ejercitar la autogestión del tiempo, incrementar la creatividad y a ser protagonistas de su propio proceso de aprendizaje.
Para implementar estos espacios, no es necesario hacer grandes inversiones. Por el contrario, hay interesantes plataformas de uso gratuito que son verdaderos entornos de aprendizaje. Es el caso de Classroom (de Google); Teams (de Microsoft), aunque para acceder es necesario tener una cuenta de mail de alguno de estos grupos (gmail o outlook).
Para comenzar, hay otras plataformas más sencillas, a las que se pueden acceder incluso con un código, como por ejemplo, Edmodo, que permiten generar foros, cuestionarios y compartir recursos en distintos formatos.
Más simples o más sofisticadas, una plataforma es un espacio necesario para que el aprendizaje suceda en el aula y más allá de ella.