¿Qué quieres ser?

Reconocer la propia vocación implica autoconocerse

En las últimas décadas, el avance de las tecnologías trajo como consecuencia el nacimiento de una multiplicidad de carreras nuevas y formaciones profesionales ligadas a nuevas industrias. El mercado laboral se transforma velozmente, tanto que a diario van surgiendo posiciones que no existían y búsquedas de perfiles que no responden necesariamente a la formación proporcionada por una carrera en particular. En este escenario tan cambiante y muchas veces desconocido, los adolescentes se encuentran bastante perdidos para poder descubrir qué camino emprenderán cuando hayan terminado la escuela secundaria. ¿Qué podemos hacer en las escuelas para ayudarlos?

Algunos podrán decir, en primer lugar, que es necesario reformular la currícula: permitir que los estudiantes tomen contacto con saberes emergentes y nuevas tecnologías para que puedan conocer parte de esta nueva realidad. Sí, es posible. Sin embargo, no es suficiente. Encontrar la vocación es mucho más que elegir una carrera y determinar qué se va a estudiar. Es un proceso un poco más complejo, que supone visualizar quién uno es con sus capacidades habilidades, motivaciones y deseos. Es decir, para poder elegir lo que queremos hacer, es necesario saber quién es uno. Este es un gran trabajo individual en búsqueda del autoconocimiento. El adolescente tiene que conocer sus intereses, sus aptitudes, las expectativas que tiene frente al futuro, sus temores, sus angustias para poder, de este modo, decidir quién quiere ser. Por eso, es clave que podamos trabajar en las escuelas el desarrollo de la inteligencia emocional, fortalecer en niños y jóvenes la búsqueda de sus propias características así como la definición de su personalidad y el desarrollo de estrategias de pensamiento para tomar decisiones.

Sin dudas, otro factor clave es poder involucrarse en tareas que permitan descubrir y también medir qué tan buenos somos en la materia. Y esto se logra proponiendo el aprendizaje por el hacer, que invite a los estudiantes a investigar, hacerse preguntas, buscar, ensayar, equivocarse y aprender de ese error. Los trabajos por proyectos, los ambientes maker facilitan este descubrimiento y fortalecen la autoconfianza.

Plantear este trabajo con estudiantes del nivel medio es clave, en estos tiempos inciertos, para que puedan sentir confianza a la hora de decidir su futuro.

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